Comenzamos una serie de entradas en las que el Evangelio va a ser comentado por gente "normal", cristianos de a pie que se encuentran cada día con cientos de situaciones como las que se ven en el Evangelio.
Le vamos a dar voz a cristianos que por su fe, su testimonio, su vida, saben de esto un montón, casi igual que teólogos de renombre; porque para saber lo que Dios dice, sólo hay que escuchar con sencillez, como Samuel, como David, como María; y sobre todo, querer compartirlo gratuitamente, con generosidad.
Porque Dios está entre pucheros, cocinas, papeles y compañeros del trabajo, enfermedades, apreturas, dificultades para llegar a fin de mes, en fin, ¿qué os voy a contar?
Esta semana nos comenta el Evangelio, Ana López, catequista desde hace 30 años, madre de 5 hijos y con un montón de nietos, que ha hecho de su vida una entrega diaria a Jesús en cuerpo y alma, como dice el Evangelio de esta semana. Con sencillez, humildad y amor, mucho amor. Que, como muchos, ha pasado momentos difíciles y duros, pero viendo en ellos a Dios ayudando a superarlos.
Aquí, su visión del Evangelio de esta semana:
El escriba conoce muy bien la Ley y los Mandamientos
El escriba conoce muy bien la Ley y los mandamientos, ¿por qué le pregunta a
Jesús cual es el primero de todos? Al pronto parece que quiere ponerle una
trampa para pillarlo en una contradicción; pero luego, por la respuesta que da,
lo que se intuye es que admiraba a Jesús y quería cotejar sus propias ideas con
las que Jesús predicaba. Quizás, el hombre andaba agobiado
por tantas normas y
preceptos como tenían que cumplir.Y Jesús, ante su contestación, le dice:”No
estás lejos del Reino de Dios”.
Con esta frase, Jesús le incita a ese paso que le falta para
llegar al Reino y que es poner por obra ese Amor a Dios y al prójimo. Y creo
que eso nos falta muchas veces a todos. Nos sabemos muy bien las teorías, pero
poner en práctica el Evangelio es más difícil.
.El Señor nos invita a todos a hacer realidad cada día, los dos
principales mandamientos: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
nosotros mismos. Esto implica que nos tenemos que querer nosotros mismos para
poder querer a los demás y así reconocer que el Amor , “que Dios nos ha dado
primero” es lo mas grande y lo mas hermoso que tenemos en la vida.
Este Amor, extendido
en triple rama—Dios, yo, mi prójimo—ha de ser el centro de nuestra vida. Y la alegría de amar y saberse amado, es lo
que tenemos que irradiar en cada momento
Porque cada uno de nosotros está llamado a vivir la
experiencia espiritual, personal y mística ,del encuentro con Dios. Todos
estamos llamados a abrir el corazón al Amor de Dios, para poder practicar el
amor a los hombres.
Pidámoselo así al Señor en la Eucaristía de este
domingo.
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