Esta es la reflexión que nos deja sobre el Evangelio de esta semana.
Este domingo es el 1º del tiempo
de Cuaresma, es un tiempo de preparación que nos levanta la cabeza para mirar
hacia la Pascua. En este proceso de llegar hasta la Resurrección nos
encontramos con esta lectura en la que el Señor es tentado en el desierto.
¿Quién es y dónde está el diablo
que nos tienta? No tengo la respuesta, es cierto que algunas veces parece que
nos ronda porque la vida se torna gris, y se mete en medio de nuestras
conversaciones con Dios, otras veces nuestra vida está llena de Dios, de
armonía, de paz y felicidad, y no queremos escuchar al demonio tentador. Es tan
sutil el demonio que puede a veces parecer que hacemos lo correcto y seguimos
el camino recto sin darnos cuenta que vamos camino de nuestro particular
infierno.
Como al Señor en el desierto el
demonio se manifiesta y nos tienda de tres maneras distintas:
Primera tentación: “Dile a esta
piedra que se convierta en pan… no solo de pan vive el hombre”. Vivimos
rodeados de seguridades, no queremos que nos falte el pan; todos los días me
pregunto si tendré algún día un coche mejor, si podré tener un ordenador
pequeño de última generación, si podré hacer viajes maravillosos, todos los
días me pregunto por todo esto, y me pregunto yo este día, ¿qué día me voy a
preguntar cuándo tendré a Dios, cuándo viviré en el Señor y para el Señor?
Segunda tentación: “Te daré el
poder y la gloria si te arrodillas delante de mí… al Señor tu Dios adorarás”.
Es un sentimiento tan humano
querer ser importantes, y a lo mejor te mueres sin
conseguirlo, ni poder, ni gloria, ni fama, ni dinero, ni posición, ni nada,
todos nos vamos de este mundo como vinimos sin nada. De cualquier forma la
gente famosa, brillante en algo, con cargos de responsabilidad y poder, los
artistas que son reconocidos por los demás, lo tienen más complicado para
renunciar a este brillo personal y sustituirlo por Dios poniendo sus dones y
capacidades al servicio, porque al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás
culto.
Tercera tentación: “Tírate abajo
que los ángeles te cogerán… no tentarás al Señor tu Dios”. Esta es la tentación
de los ídolos, los intereses personales, nuestros afanes, nuestro proyecto de
vida y aferrarnos a los bienes materiales que sustituimos por Dios, en realidad
la felicidad nos la da el seguir el camino que Dios nos encomienda, sin
desviarnos, sin tener miedo, sin tratar de buscar un atajo.
Como dice este evangelio, el
demonio se marcha siempre hasta la próxima ocasión, hay que estar atentos.
“Fiel es Dios,
que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis
soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de
que podáis resistirla.” (1 Corintios 10:13)
Se puede luchar contra las tentaciones, nos ayuda mucho la participación
en los sacramentos y sobre todo la oración person
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