miércoles, 9 de enero de 2013

Comentario al Evangelio: Agustín Ortega (Poe)

Esta semana es Poe quien va a compartir con nosotros su reflexión sobre el Evangelio. Poe es un profesor de secundaria en colegios de la Diócesis de Málaga, además es el responsable del movimiento de jóvenes de la fundación que los aglutina. Es catequista desde hace muchos años y pertenece al coro de su parroquia, donde toca la guitarra. Pertenece a la comunidad María de Nazaret y al grupo de canción cristiana ParteDti donde toca, canta, compone y edita. Es padre de tres hijos. Es un cristiano con una espiritualidad profunda y arraigada que permanentemente está en búsqueda de ser mejor, y sobre todo de comprender mejor a Dios. Es servicial, paciente y reflexionar con él sobre Dios es empezar un camino que no sabes donde acaba. Junta sus dos pasiones, Dios y la música, en el grupo ParteDti, porque dice que la música le acerca a Dios.
Su impresión sobre el Evangelio de esta semana es ésta:

Parece este pasaje un cuadro que representa toda la grandeza del misterio de Amor entre Dios y los hombres, es como si el Evangelio tomase una fotografía estudiada y preparada en donde se concentrara  toda la historia de la salvación.

Por un lado, Juan el Bautista y su pueblo, en espera, en la conversión, en la oración, en el bautismo por el agua; por otro Dios Padre Todopoderoso; y en el foco de atención, Jesucristo.

El momento es el preciso instante en el que Dios señala a su Hijo, también bautizado con agua, como el amado y predilecto. Desde entonces, “Él nos bautizará con Espíritu Santo y fuego”.
Y se abrieron los cielos, como un gesto del grandioso Dios del Antiguo Testamento, para  que el Espíritu Santo, en forma de paloma, en una poética figura de paz, mansedumbre  y esperanza, descendiera como signo de la nueva y definitiva Alianza.

Dios hecho hombre, junto con los hombres, inclina su cabeza para recibir el bautismo de Juan, con el agua, como vehículo purificador, para bendición y vida nueva. El mismo Dios que creó el cielo y la tierra, se deja, en medio de los hombres, bautizar. De nuevo, la grandeza de Dios, convertido en “pequeño y pobre”, como nos recuerda Brotes de Olivo en una hermosa canción. Este es el misterio de su Amor incondicional, por encima de todo límite.

El bautismo requiere un gesto de humildad, de querer transformar la vida en una vida nueva, de lavar y dejarse lavar. ¿Quiero transformar realmente mi vida? ¿Quiero dejarme amar por Dios plenamente?

En la instantánea que nos narra el Evangelio, vemos a Dios-con-los-Hombres,  si tuviera que hacer un cuadro de mi relación con Dios, ¿cómo lo imaginaría? ¿qué momento? ¿quiénes estarían en esa escena?

Oración: Señor, que se cumpla tu Palabra, purifícame con el fuego de tu Espíritu Santo, y transfórmame en tu amor.

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