Evangelio del domingo 9 de diciembre

En este segundo domingo de Adviento aparece Juan, "el mayor entre los hombres nacido de mujer". Juan nos muestra cómo ha de ser nuestra principal misión: anunciar que Jesús está al llegar; proponer a los hombres que la salvación está en saber levantar al hundido, tratar al que se cree más alto como a los demás, en rellenar los desperfectos de nuestro corazón hasta que Él pueda caminar por él sin obstáculos.
Pero todo esto, nos muestra Juan, ha de ser con una actitud activa, protagonista; sin esperar los acontecimientos, saliendo a buscar a los otros a contárselo y dejando lo que sea necesario para llevar a cabo tan importante y alegre misión, aunque sea por el desierto.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán
, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»



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