Pues bien, José Pagola comenta el Evangelio del 1º domingo de Adviento de una forma muy directa y personal en su blog Buenas Noticias y que aquí copiamos para que lo comentéis.
Jesús está en Jerusalén, sentado en el monte de Los Olivos, mirando hacia el Templo y conversando confidencialmente con cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Los ve preocupados por saber cuándo llegará el final de los tiempos. A él, por el contrario, le preocupa cómo vivirán sus seguidores cuando ya no le tengan entre ellos. Por eso, una vez más les descubre su inquietud:
«Mirad, vivid despiertos». Después, dejando de lado el lenguaje terrorífico de los visionarios apocalípticos, les cuenta una pequeña parábola que ha pasado casi desapercibida entre los cristianos.
«Un señor se fue de viaje y dejó su casa». Pero, antes de ausentarse, «confió a cada uno de sus criados su tarea». Al despedirse, sólo les insistió en una cosa: «Vigilad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa». Que cuando venga, no os encuentre dormidos.
El relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán una familia. La Iglesia será "la casa de Jesús" que sustituirá a "la casa de Israel". En ella todos son servidores. No hay señores. Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús el Cristo. No lo olvidarán jamás.
En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos son necesarios. Todos tienen alguna misión confiada por él. Todos están llamados a contribuir a la gran tarea de vivir como Jesús al que han conocido siempre dedicado a servir al reino de Dios.
Los años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos? ¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos? ¿Lo seguirán por el camino abierto por él? Su gran preocupación es que su Iglesia se duerma. Por eso, les insiste hasta tres veces: «vivid despiertos". No es una recomendación a los cuatro discípulos que lo están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo que os digo a vosotros, os lo digo a todos: velad».
El rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús sólo una minoría se siente hoy con alguna responsabilidad eclesial.
Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos seguir aumentando aún más la distancia entre "los que mandan" y "los que obedecen". Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando con lucidez y responsabilidad.
Yo opino que estoy totalmente de acuerdo con Pagola.
ResponderEliminarYo trabajo en la parroquia de San Francisco de Asís (Zaragoza) coordinando la misa familiar, e intento mostrar a los niños un Jesús alegre, acogedor, familiar... vale ya de tanto Dios castigador y justiciero.
Al fin y al cabo, Jesús siempre en su mensaje quería que amásemos a todos, es como un poco el "Ama y haz lo que quieras" de San Agustín y el ver a todos como hermanos, igual que San Francisco. De todas maneras, los que están por arriba y "mandan" en las iglesias, de vez en cuando nos dan alguna colleja (a mi ya me han llamado la atención por poner el evangelio adaptado para niños, por utilizar cuentos en vez de la lectura del AT, porque los niños lean el evangelio.... Pero bueno, lo importante es seguir caminando hacia delante y que los niños y que las personas que comparten la eucaristía que yo elaboro, vean en Jesús un compañero de camino.
¡Ánimo Begoña! Jesús en su momento ya discrepó con los que tenían el poder y también fue el primero en adaptar las enseñanzas con parábolas y cuentecillos a todos como si fueran niños.
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