martes, 18 de septiembre de 2012

Evangelio del Domingo 23 de Septiembre

Este domingo, Jesús nos habla de cómo ha de entregarse un cristiano: hasta dar la vida y con la sencillez de un niño; servir con alegría, sin esperar nada, pero necesitando en todo momento a Nuestro Padre.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se entera se, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»


Fano lo expresa de otra manera, pero igual de cercano y directo. "De los que se hacen como niños es el Reino de los Cielos"



1 comentario:

  1. ¡Gracias!, ¡precioso como siempre!, se os echaba de menos compañeros. Abrazo desde lo hondo

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