DOMINGO DE RAMOS – B
Amargura, 1-abril-2012
BENDICIÓN DE RAMOS: Mc 11,1-10
- Dos aspectos esencialmente nos recalca la liturgia de este domingo:
1) Jesús es el Mesías esperado.
2) Jesús es Mesías entregando su vida en la cruz.
Jesús es el Mesías: Tres signos: un burro, unos mantos, unas aclamaciones
- El Maestro, con sus discípulos, se está acercando a Jerusalén. En Betfagé, viendo ya la ciudad santa, Jesús se detiene y envía a sus discípulos a buscar un asno. ¿De qué va esto?
- Los profetas había hablado de que el Mesías entraría en Jerusalén montado en un asno: Jesús quiere mostrarse hoy como Mesías que es.
- El asno es humilde: no es el caballo, animal de jactancia y para la guerra. El asno es “el burro de carga”. El mesianismo de Jesús es humilde, callado, cargando con nuestros pecados…
- La gente intuye: éste es el Esperado, el Mesías. Y lo expresan poniendo a su pies sus mantos, y alfombrando el camino con ramos de árboles.
- Y aclaman: ¡Viva el hijo de David! ¡Bendito el reino que llega!
Nosotros ahora:
- Aclamamos por la calle que sí, que es el Mesías, que es el Señor. Hacemos expresión pública de nuestra fe. Nuestra fe ha de salir a las calles y a las plazas: hemos de mostrarnos seguidores fieles de este Maestro, de Jesús de Nazaret.
- Hacemos nuestra procesión aclamando, cantando y expresando con nuestros ramos que adoramos a Jesús de N., porque es Dios, nuestro Dios.
EN LA EUCARISTÍA
A) Hemos vivido el primer gesto:
- Jesús de Naz. es el Mesías, es el Señor: lo hemos aclamado por la calle.
- Lo hemos expresado con 3 signos: burro, ramos y mantos, aclamaciones.
B) La Palabra de Dios escuchada nos introduce de lleno en el misterio:
Is 50,4-7: Este Mesías es un siervo, es Mesías siendo Siervo de Yahvé.
- Siervo/discípulo: cada mañana abre el oído para escuchar a Dios: Jesús escucha al Padre, viene a hacer la voluntad del Padre.
- Siervo en el dolor: este Mesías asume el dolor de los hombres, el dolor de toda la humanidad: No me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban. No oculté mi rostro a insultos ni salicazos.
- Está seguro en Dios: Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba defraud.
- Y su lengua da Buena Noticia: Se me ha dado la lengua para saber decir al abatido una palabra de aliento
= Un Mesías discípulo, obediente, decidido, entregado… Y confiado plena.
Filipenses 2,6-11: Cristo es ese Siervo
- Es de condición divina, es Dios, pero se despoja de todo y toma condición de esclavo, como uno de tantos.
- Más: se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. La muerte de los malhechores, de los de los criminales, de los excluidos…
- Y desde ahí, por eso, el Padre lo levantó sobre todo, y toda rodilla se dobla ante él, y toda lengua proclama: Es el Señor.
= JC es el Señor, es Señor en curva descendente y, desde ahí, ascendente.
Pasión: Mc14,1-15,47
- Ahí se nos ha proclamado el culmen… Si faltaba algo que ver en Cristo, lo hemos visto ahora ya “hasta el final”, hasta entregar hasta su sangre.
- Lo sufre todo, lo más que nos puede suceder a cualquier hombre. Sufre él: la traición de discípulos, el abandono de la gente, la persecución de todos los poderes, el silencio del cielo, la mentira, el engaño, el juicio orientado a su muerte, la condena, los azotes, las burlas, la vía dolorosa, la cruz…
- Sencillamente, en silencio, contemplamos, no tenemos palabras, admiramos…
Y entre tanto dolor, traición y burla… algunos entendieron algo:
- Simón de Cirene, que ayuda a llevar la cruz… El centurión y sus hombres: Realmente este hombre era Hijo de Dios… José de Arimatea, que pidió a Pilato el cuerpo de Jesús…
- Y María, junto con otras mujeres, un pequeño grupo: que lo seguían para atenderlo y estuvieron al pie de la cruz.
C) En todo este proceso:
o ¿Dónde estoy yo en estas escenas?
o ¿Cuál es mi concepción de Mesías? ¿Qué Mesías espero?
o ¿Cómo, por qué y por quién estoy yo entregando mi vida?
= Contemplemos al “Maestro”…
Y nos miramos a nosotros, “discípulos”…
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